"Soy anarquista poético: mi mundo no es de este reino"
28/11/2011 - 00:00
Foto: Llibert Teixidó ( idem de adem idem)
Lizania, su país
Libros, papeles y máquinas de escribir rotas se amontonan alrededor de Lizano en el salón de su casa. No tiene ordenador: "Sólo tengo desordenador", bromea. Luce una barba de profeta y de poeta. Su obra hasta el año 2000 está reunida en
Lizania. Aventura poética (Lumen). Está muy enfermo, y antes de morir sueña con ver publicado el resto de su obra en Lizania.
Aventura libertaria (con
Manifiesto anarquista, Cartas al poder libertario, La vuelta al mundo en 80 años...): ¿alguien se presta a editarle? Acaba de publicar El ingenioso libertario
Lizanote de la Acracia o la conquista de la inocencia (Virus editorial, con DVD de una lectura pública), y ¡Hola,
compañeros!, manifiesto anarquista.
Qué es ser poeta?
Ser mensajero de la belleza.
¿Usted lo es?
No puedo evitarlo, como no puedo evitar hacer pipí. Es un imperativo de la naturaleza, una energía creativa que me tiene, que me vive.
Se nace poeta, pues.
Yo nací gracias al papa Pío XI: mis padres eran primos y sin su dispensa mi madre jamás se hubiese casado.
¿Cuándo comenzó a escribir poesía?
"Tiene usted madera de escritor", me dijo un profesor a los doce años. ¡Bah, eso es anecdótico! El artista lo es más allá de su voluntad. Es una fuerza que le tiene. El artista de verdad, quiero decir.
¿Hay artistas de mentira?
Sí, los que buscan premios, galardones, medallas, cargos, sillones de académico... Para el artista auténtico no hay amor propio, no hay vanidad.
¿Acaso no quiere reconocimiento?
El artista de verdad vive sólo para su obra, y su obra es para los demás. La obra no nace hasta que no llega a los demás. El artista sabe que no tiene mérito, que es la energía creativa la que le vive. Por eso no se le puede conocer ni juzgar sin leer su obra.
¿Cómo le han juzgado?
Muy bien, excepto desde el poder literario, y es lógico: en vez de buscar su apoyo he criticado que la cultura esté en manos del poder.
¿Y qué quiere el poder?
El poder agradece que guardes las formas, la educación, que seas adulador..., y yo no atildo mi indumentaria, no vigilo mi aspecto, olvido cuidarme...
Vaya...
Cuido mucho mi vida interior, y nada la exterior. A la burguesía le importa la forma, no el fondo: es normal que yo no les guste. ¡Pero que lean mi obra, que la lean!
¿Descubrirán a un anarquista?
De un anarquismo poético, no político.
¿Qué propone su anarquismo poético?
Fe en lo humano, fe en que podemos superar la estructura dominante-dominado, fe en que la ayuda mutua sea nuestra única ley y moral. ¡Basta ya eso de que las ideas estén por encima de las vidas! Todos somos compañeros. Mi patria es el mundo y mi familia es la humanidad.
Me temo que hoy su anarquismo poético no pinta mucho...
¡Mi mundo no es de este reino!
¿Veremos ese mundo que sueña?
El primer verso de mi primer libro fue "he descubierto tierra". Aquella tierra era la Acracia... Se verá cuando nos coordinemos en comunidades humanas, no políticas, no religiosas, no familiares...
¿Descubriremos esa tierra mediante la política?
No: en vez de vernos como fragmento de lo natural, como mamíferos humanos, la política nos obliga a vernos como fragmento de lo social que los dominantes controlan.
Pero necesitamos organizarnos...
Sí, pero no que unos pocos sean los que nos organicen, manipulen y, si conviene, nos destruyan, como en las guerras.
¿Cómo se ha ganado usted la vida?
Licenciado en Filosofía, impartí clases en un instituto durante unos años. El primer día anuncié a los alumnos: "¡Estáis todos aprobados, venid a clase sólo si queréis!". Y me hice llamar antiseñor. El director me conminó a cambiar de actitud.
¿Obedeció usted?
¡No! Y al tercer año dejaron de renovarme el contrato. Entonces me empleé como corrector literario de una editorial. Pero mi necesidad imperiosa de escribir poesía irritaba a mi jefe, que me denunció a su superior.
¿Y volvieron a despedirle?
Di a leer mi poesía al superior, ¡y entendió!: me puso un despachito para mí: a la vez que hacía mi trabajo como corrector, pude seguir escribiendo durante 22 años.
Tuvo suerte.
Sí, porque no se puede crear sin tiempo libre, sin libertad de pensar y sentir: por eso la compañera de mi vida ha sido la soledad.
¿No ha tenido amor?
Sí, he tenido amor y he tenido compañera. Un amor que ha sido el amor de mi vida... y una constante compañera: la soledad.
¿Y ahora?
Mi consuelo es hacer la compra cada mañana y saludar a las vendedoras del mercado, que me quieren mucho. Esto alimenta el alma. Saldré un día a la calle con un cartelito al cuello que diga: "Necesito cariño".
Habla de la conquista de la inocencia...
No se trata de conquistarla, sino de que sea ella la que nos conquiste. ¡La naturaleza!
¿Qué poetas le emocionan?
Todos los auténticos. Es ella, la poesía, la que me emociona. Pero se están muriendo los poetas. Mire, yo mismo...
¿Qué le pasa?
Leucemia. Me estoy muriendo. Estoy enfermo, agotado... ¡Pero no deprimido!
¿Le asusta la muerte?
En absoluto. Morir de viejo es natural. He llegado a viejo, he tenido muchas experiencias y lo comprendo mejor todo: está bien, no hay drama. He vivido.
¿Está contento?
Tampoco. Pero el intríngulis es tener vida interior. Y albergo la ilusión de ver publicada la segunda parte de Lizania antes de morir. Gastaré mis ahorros en editarme.
¿Nos despedimos con un poema suyo?
"El capitán / no es el capitán. / El capitán / es el mar...".